La milonga te ha mareado con sus locas tentaciones,
tu moral ha claudicado, entre champán e ilusiones...
De aquel hombre que antes fuiste, ni la sombra queda ya,
sos un joven y estás viejo, sos una hoja que se va...
Tu mano suave, sedosa y blanca, jamás luchando se encalleció,
ni ha sido nunca la mano franca de] hombre pobre que trabajó...
Y cuántas veces tu alma de hinojo, dirá a la madre que te adoró,
¡perdón!, llorando, dirán tus ojos por la amargura que ella lloró...
Muchos andan por la vida, como vos en ese ambiente,
sos una barca perdida llevada por la corriente.
Y si un día, arrepentidos, quieren pensar en su ayer
la barca rota se ha hundido y es imposible volver...
Dejá esa vida, no seas cobarde, ¡cambiá de rumbo, sé más varón!
La borrachera del tango brujo se te ha metido en el corazón...
Tal vez mañana cuando estés triste, sientas nostalgias del viejo hogar,
y lo que veas que ya no existe, ¡con qué amargura, vas a llorar!...
LA BORRACHERA DEL TANGO (Edmo Cominetti, 1928)