Humillación
dura y brutal,
anuncianción
de algo fatal...
con su chasquear de innoble latigazo
con su sonar de ofensa pregonada
es tan cruel la roja cachetada
que hiere el alma como un puñal...
Inesperao
sello mordaz
deja marcao
sobre la faz,
sus cinco dedos son la roja llama
que enciende el drama
del odio brutal.
(Recitado)
Afrenta sonora que invita a pelear
que crispa las manos y busca el puñal.
Tu afrenta, sin embargo, fue peor:
aún siento dentro’el alma su escozor
tenaz y cruel, me atormenta el vivir
y su rigor me condena a sufrir...
Mi pecho es una hoguera de rencor
desde la tarde en que tu labio oí
decirme con desprecio:
”No sos hombre para mí”.
Y así marcao
por tu desdén,
envenenao,
tragando tu hiel
pienso que ayer tus labios pasionales
su sed de amar saciaron en mis labios
para después pagarme con agravios
¡tanta ternura, tanto querer!
Tu ofensa fue
golpe fatal para mi fe
sentimental...
Tu vil desprecio ya cavó un abismo
y por el mismo
me empuja hacia el mal...
¿Por qué me pegaste en vez de hablar?
¿Por qué tu rabia no saciaste así?
¿Por qué, por qué, no supiste pegar
en vez de hacer tal escarnio de mí?
No hay cachetada como tu desdén.
No hay cachetada que haga así sufrir.
Vos me enfermaste el alma,
invitándola a morir...