La culpa es mía de estar con esta pena,
pensando siempre que fue tan santa y tan buena,
no la cuidaba como ella merecía
y con su vida se fue también la mía.
Si la encontrara un día en mi camino
tengo que hablarle y pedirle perdón,
arrodillarme si manda mi destino
abrirme el pecho y darle el corazón.
Me siento tan triste y abatido
que salgo sin rumbo a caminar,
y dejo pedazos de mi vida,
Cuando me dicen: “¡Ayer la vi pasar!...”
Me siento tan triste y abatido
que vivo pensando en mi crueldad,
yo tengo la culpa si he perdido
su cariño, su amor y su amistad.
La culpa es mía de estar viviendo en sombras
y sufrir tanto cuando alguien me la nombra,
yo soy culpable de todo este tormento,
por eso llevo este gran remordimiento.
Hoy necesito su amor para salvarme
antes que pierda la vida y la ilusión,
y si la encuentro tendré que arrodillarme,
abrirme el pecho y darle el corazón.