¿Cómo llegó hasta aquí?
¿Con que derecho?
Y se hospedó al sesgo
en mi locura…
Si yo andaba sin mí,
ajeno y lejos,
empecinado y docto
en aventuras,
¿Quién le pudo decir,
que en mi destierro,
me ciego ante un reflejo
de ternura?
Que yo soy como así,
un solo experto,
solfeando un berretín,
en clave muda.
Llegó con el fulgor
y su candor de dulce bruja
¿Sabrá que a su cristal
lo empañará mi triste bruma?
No sé ni con qué fin
volvió a romper mi fiel cerrojo
y ser emperatriz
en el país de mis antojos.
Tal vez… ¡Será de Dios!
Y que el Señor la quiere absurda…
Volvió la antigua fe,
verdor de ayer: la eterna intrusa.
Llegó con su canción,
inspiración de sabia musa.
Marcó con otra luz
la “nota blu” de mi dolor.
(Coda)
Tal vez… ¡Será de Dios!
Y que el Señor la quiere absurda…
Volvió la antigua fe,
verdor de ayer: la eterna intrusa.
Llegó con su canción,
inspiración de sabia musa.
Marcó con otra luz
la “nota blu” de mi dolor.