Con un pie en la libertad y otro en la tumba
y los dedos como hebras de tabaco,
sin más dioses que las luces del abismo
va rezándole a los ángeles del paco.
Ventanita del infierno, dame algo
que me alivie tanta mierda del pasado,
que me clave un poco de aire, aunque me muera,
si total... yo ya hace rato estoy jugado.
Estoy jugado, sí,
estoy jugado,
alguien pensó por mí
y ganó o perdió, no sé,
pero yo ya estoy en otro lado.
Estoy jugado, sí,
estoy jugado
y nunca más seré el costado
de aquel país imaginado.
Nunca más seré país,
nunca más, país..., país imaginado.
Con la voz desarbolada de palabras
y los ojos arrojados al olvido,
con la sangre más violenta y desterrada
va apretando su futuro y el gatillo.
La ciudad se lo devora de un bocado
en un grito amordazado que retumba
y agoniza como un hueso abandonado
con un pie en la libertad y otro en la tumba.