Recuerdo un gris de humilde calle
siento un brazo que a mi talle se apretó...
La voz de un hombre que me jura
mil venturas, en el nombre del amor...
El iba pobre y yo descalza.
Sordo cobre, piedras falsas, el andar...
Pero en el mundo de los otros,
nuestro mundo eran los sueños,
y la pena de nosotros, despertar...
¡Qué vuelta dimos tú y yo!
¡Dios mío, cómo cambió
la misma calle!...
Del gris pasó al resplandor,
y en toda su claridad
nos vemos hoy...
Yo, de seda. Tú de frac.
La piedra falsa ya es de ley.
El cobre en oro se volvió.
¡Detrás de harapos lujosos
pide limosna el corazón!