Con que dique te paseabas
con un tipo la otra noche,
de gracias hacías derroche
para llamar la atención.
Pobre mina, que engrupida
te tiene el lujo y el vento,
te olvidaste del convento
donde nació tu ambición.
Cambiaste el chamuyo, las pilchas y el trato,
cambiaste tu forma tan rea de andar,
tendrás automóvil que paga algún gato
que ignoro en qué forma lo fuiste a buscar.
Tendrás una casa muy bien amueblada,
con muchas macanas de nombre francés,
tendrás tantas cosas, y no tenés nada,
vendiste tu alma, ni alma tenés.
Haceme caso, es muy triste
pretender mirar al cielo,
te podés marear y al suelo
posiblemente caerás.
Acamalate una pilchas
y aunque te de sentimiento
volvete pronto al convento,
te conviene mucho más.