Entró por la rueda del milongamiento
una tarde, sola, porque se aburría,
y el candombe triste de un tango aquel día
le quitó la pena y el aburrimiento.
Así se dio el juego de remanyamiento
con un bacanejo que la requería,
embrión de cafishio, bacán de avería,
canchero en las lides de amarrocamiento.
Y hoy tiembla la alfombra si suena la orquesta
y sale a la pista la yunta dispuesta
a rayarse un tango y hacerse notar...
¡Casal de palomas manchadas de fango
que hilvanó un cariño al compás de un tango...
de un tango tan triste que hacía llorar!...