Animá un poco ese fuego
porque está fría la cama.
Dame muchos cimarrones
que la noche está muy brava.
Que te cuente los amores
que sentí cuando muchacho,
me he olvidado los recuerdos,
se murieron para mí.
Es porque en tus campos
llenos de ilusiones,
no cayó entuavía
una sola helada.
También en los míos
floreció una rama
donde hice mi nido
y hoy no queda nada.
No hablemos de amores
porque es cosa fiera,
sólo tengo nieve
donde tuve fuego.
Es como pedirme
paz en una hoguera,
que sirva ‘e yesquero
los ojos de un ciego.
No me hablés, chirusa fiera,
que es cosa de lamentar
que Dios no nos haiga dao
la facultad de olvidar.
Que el humo de estos tizones
me han nublao, me están ahogando.
Y estoy sin querer, chirusa,
lagrimeando, lagrimeando...