Son... las quietas calles
de ... la madrugada
que me ayudan a inventar caminos
con las simples notas de un silbido mío.
Que me escuchan los antiguos pasos
junto a aquellos pasos que no están conmigo.
Que no quieren preguntame nada
y oyen silenciosas a mi madrugada.
¡Esas quietas calles...
de la madrugada!
Calles solitarias
que recorre el alma.
Por... las sombras lentas
va, también mi sombra.
Preguntando a las estrellas frías
el misterio intenso de su lejanía.
Escuchándole a la aurora tibia
repetir los días para mí vacíos.
Empujándome hacia el sol que llega
a robarme las penumbras mías.
Por algo que se llama realidad,
vendiéndome al final,
mentiras.
¡Esas quietas calles
de la madrugada!...
Son las que conocen
la verdad del alma.