Hay que apurar el reparto,
si no se enoja el patrón.
Lecherito del Abasto,
¡trabajador, picaflor!
En cada balcón un canto
y en cada esquina un amor.
Apenas despierta el sol
se ve pasar
al lecherito cantor
por mi ciudad,
ansiando ver nuevamente
a su vecina de enfrente.
Por eso canta feliz
apurando su reparto,
soñando con ese "sí"
del pimpollo del Abasto.
Al terminar el reparto,
camino del corralón,
sin querer se alegra un tanto
¡tu mirada, picaflor!
soñando con el encanto
de ver de nuevo a tu amor.