Pálido, triste, maltrecho,
un andrajo parecía,
llegó cuando anochecía
al barrio, buscando techo.
Quién sabe dentro del pecho
que tragedias le mordían,
que cayó al pie de un balcón
manoteando el corazón.
Y Lechuza, por su mal,
oyó que cantaban tras el ventanal:
Como un graznido, que el aire cruza,
ahí va Lechuza, rumbo al olvido.
Su vida ha sido triste y sombría,
cual agonía que arrastrando va.
Su muchachada de rompe y raja
se fue a baraja ya derrotada.
Hoy su barriada cambió de traje
y el malevaje trabajando está...
Y al callar la voz fatal
Lechuza besaba la cruz de un puñal.
Cuando apuntó el día nuevo
le estaba echada su suerte.
Lo halló desangrado, inerte,
un botón que iba a relevo.
Era el último malevo
que se iba rumbo a la muerte.
Y cayó al pie del balcón,
manoteando el corazón.
Y al callar la voz fatal
Lechuza besaba la cruz de un puñal.