Nadie olvidó que ella fue como el río:
carita mansa, corazón bravío.
Un mal amor la apartó del camino.
En un remanso se cumplió su destino.
Cuando el río crece
y la luna brilla,
cerca de la orilla
el viento gime y se estremece.
La misma blanca figura
se asoma sobre las aguas,
pero se vuelve a hundir
dejando oír
un grito extraño.
Es la moza aquella
de los ojos claros,
de los sueños raros,
que en las agua turbias buscó un amor...
Nadie olvidó que ella fue como un sueño:
sombra en la niebla, corazón sin dueño.
Un mal amor la apartó de la senda
y junto al río floreció la leyenda...