Al calor del nido de mi amor
la fe de mi pasíón confiado ya te di
y al gozar con tu cariño
destrozé mi pobre corazón.
Mi alma toda fue con ilusión
vivir para tu amor soñando un porvenir
he vivido con engaño tu querer, en mí
ya no hay pasión.
Lo que Dios manda...
Yo acataré.
Es no quererte por tu traición,
fuiste muy mala, no me reproches.
Yo viviré sin amor ni gloria.
Lo que Dios manda...
Tu acatarás.
Dolor eterno tendrá que ser
y cuando el tiempo vaya pasando,
lo que Dios manda, así lo haré.
De tus ojos sólo el esplendor
le dieron a mi mal alivio a mi sufrir,
tus falaces besos fríos
en mis labios la desilusión
resecaron mi única ambición.
Sólo un retrato guardo que debí romper
como estímulo a la ofensa de mi amor por ti,
sin compasión.