Silencio, soledad y esta humedad
que baja por el techo dibujando la pared.
Prendida en mi memoria
está la foto de esa historia
y son tus manos que acarician el ayer.
Atrás, lejano ayer, que no se va
que vuelve con las cosas de tu amor, que ya no está.
Aquellas sensaciones de alegría
que parecen tan lejanas,
y estas ganas de llorar.
Salgo a buscar, no sé muy bien,
y siempre voy al mismo bar
Tratar que un tango me contenga
y un fernet me haga olvidar
y se repite la función
de madrugada y soledad.
Soná guitarra y abrazame hasta el final.
Las velas que iluminan el lugar,
como un ritual pagano enciendo una para vos,
y digo adentro mío una oración
casi una súplica, un ruego,
como si fueras a llegar.
Y sé que no vendrás, que no vendrás,
y sé que no hay embrujo, no hay hechizo ni señal,
quisiera abrir un hueco en este tiempo
que me lleve hasta tu lado,
solamente una vez más.
Y en esta historia sin final
todo es motivo de llorar
y sé que nadie me comprende,
porque yo no sé explicar.
Y en este torpe sentimiento
me dibujo para adentro
un garabato de silencios sin pintar.
Marisa Vázquez - Madrugada y soledad [El Tango de hoy] [Tiempos de Tango]