Fuiste la piba mimada
de la calle Pepirí,
la calle nunca olvidada
donde yo te conocí;
y porque eras linda y buena,
un muchacho medio loco
te hizo reina del piropo
en un verso muy fifí.
Tu gracia supo en las milongas cautivar,
por tus encantos suspiró más de un varón,
y sin embargo no encontraste el ideal
capaz de hacer estremece tu corazón.
Pero en las sombras acechaba el vil ladrón
que ajó tu encanto juvenil con mano cruel,
cedió tu oído a sus palabras de pasión
y abandonaste para siempre el barrio aquel.
Hoy te he visto a la salida
de un lujoso cabaret,
y en tu carita afligida
honda pena adiviné.
Yo sé que hasta el alma dieras
por volver a ser lo que eras.
No podrás, la primavera
de tu vida ya se fue.
Hoy ya no sos la linda piba que mimó
la muchachada de la calle Pepirí,
aquella calle donde yo te conocí
y donde un mozo soñador tanto te amó.
Mintió aquel hombre que riqueza te ofreció,
con mano cruel ajó tu gracia y tu virtud;
eras la rosa de fragante juventud
que hurtó al rosal el caballero que pasó.
Carlos Gardel - Mano cruel - Tango