Aquí estoy, volviendo de tanta distancia.
Me trae la fuerza que da la nostalgia.
La que me acompaña en las noches largas,
cuando tu recuerdo me sigue hasta el alba.
Aquí estoy, de vuelta de tanta locura.
Quisiera ser niño para arrodillarme
con esa inocencia que tuve en tus calles,
barrio de mi infancia, y al fin persignarme.
Porque sos mi credo, mi único credo,
las otras quimeras las perdí en el viaje,
di vueltas al bardo por tantos caminos
hasta ver vacío todo mi equipaje.
Comprendí algo tarde que en mi desatino
estaba perdiendo todo tu paisaje.
Por eso he venido viejo barrio mío.
Aquí estoy, Boedo. Ya no he de marcharme.
Aquí estoy, volviendo de tanta mentira,
buscando mi savia, mi luz y mi vida,
que quedó esperando para que hoy la encuentre
en tu geografía, tu cielo y tu gente.
Aquí estoy, entonces, desnudo de veras,
cansado y gastado por dentro y por fuera.
Te pido recibas de nuevo en tus brazos
a este peregrino de mil y un fracasos.
Chaplin: "El joven libertario", escena de "Un rey en Nueva York"