Mirame bien a los ojos
mirame bien, que no miento,
porque allí voy reflejando
como un cristal, mi pensamiento.
Abre tus labios rojos,
copia de los labios perfumados del clavel.
Mirame bien a los ojos,
y así verás, que soy fiel.
Por qué dudar,
de mi querer
si sabes que en el trono de mi altar
no cabe otra mujer...
Si al declinar
mi atardecer,
quisiera que tan sólo tu arrullar
me llegue a iluminar
como una amanecer.
Mirame bien a los ojos,
que al sostener la mirada,
verás arder mi cariño
en crepitar de llamarada.
Nunca, en tus desvelos,
dejes que los celos se te vuelvan a encender.
Mirame bien a los ojos,
y me podrás comprender.
taller de Residui teatro - Universidad Complutense