Te doy pena...
nada más que mucha pena...
Y no entiendes
que tu llanto me envenena...
¡Calla!... no te ensañes, te lo ruego,
es tu pena como un fuego,
es terrible tu bondad.
Mas quisiera
que te rías en mi cara,
que te burles,
que tu insulto me golpeara...
Todo es más bueno, más humano,
hiere menos que esa mano
que me tiende tu piedad.
Antes... tal vez un poco antes,
cuando me faltaron tus besos amantes...
Antes me hubiera arrodillado
pidiendo por amor, tu caridad...
Hoy que no piensa que no siente el corazón
hoy que en mi razón duerme tu maldad
que sé lo que es la vida
después de tanta herida...
¡Cómo me envenenas, con tu piedad!
No me mires...
no pretendas ni besarme...
no consigues
más que herirme y castigarme...
Grita que estoy ciego, ¡que estoy loco!...
que me muero poco a poco,
que tu amor me salvará.
¡Te torturan!...
¡Te lastiman mis harapos!...
¡Te hace daño
la miseria de estos trapos!...
¡Ríe... si es tu obra la que enfrentas!,
es tu amor... ¡no te arrepientas!...
Tu pasado... nada más.
NINGUNOS- No te arrepientas