Recuerdo que en las noches de invierno cruel
lo hallaba tendido en un umbral
al pobre errabundo que en la vida fue
motivo de burlas maldad.
Nadie supo lo que ha sido,
nadie su mal conoció
y el pobre viejo vencido,
triste, abatido, siempre ambuló
sin encontrar para su alma
la ansiada calma que ambicionó.
Yo sé que la tragedia que derrumbó su hogar,
fue hija de la miseria que acaba por matar.
Es el drama que sufren esos seres que se van
vagando por las calles, sin techo, luz, ni pan.
Y fue una noche de esas, que yo iba hasta su lado,
cuando quedé asombrado ante la realidad,
al ver que aquel mendigo, entre harapos envuelto,
de frío se había muerto junto a un viejo portal.
La sombra fatal de su destino alzó
sendero de espinas a su vejez
y, en todas la rutas, de su marca halló
tan sólo desprecio por su ser.
Y ante aquella desventura
que el pobre a mí me narró,
a veces se me figura
que la amargura lo derrotó
y se agolpa a mi memoria
la amarga historia que me contó.
tango en el subte A - noche fría de agosto 2013