Ayer, fue primavera en nuestras vidas,
qué grande fue el cariño de los dos.
Vivíamos sin penas, sin espinas,
dos almas, pero sólo un corazón.
De pronto, la amargura de un reproche
y el cielo de los dos oscureció,
la tibia primavera se hizo noche
y el brillo del orgullo nos cegó.
Nosotros
tanto y tanto nos amamos
y estamos
para siempre separados.
Nosotros
fuimos sólo un corazón,
por el mísero amor propio
nos quedamos sin amor
Nosotros...
hoy lloramos pero es tarde,
sólo fuimos dos cobardes
que cerramos nuestros labios
a la gloria de un perdón.
Después de la tormenta, al encontranos,
plegamos nuestros brazos sin razón.
Pasamos como pasan dos extraños
y adentro se moría el corazón.
Después una muralla de silencio
tu orgullo con mi orgullo levantó,
nos fuimos por caminos sin regreso
y estamos, por orgullo, sin amor.
JUAN D'ARIENZO - MARIO BUSTOS - NOSOTROS - TANGO