El sol que se cuela por la celosía.
La parra que luce sus primeras uvas.
La siesta que llega a la casa vieja
trayendo silencio, nostalgia y ternura.
La calle empedrada que muere en la vía,
el amor que asoma detrás de una reja,
sus ojos que miran un tren que se aleja
y el humo que deja la locomotora.
Paisajes del Sur que no pienso perder.
El Sur es mi país, mi tiempo, mi querer.
Cometa que voló por sobre el terraplén
tratando de alcanzar a Manzi en el Edén.
El Sur es cornetín, milonga y cafetín,
es verso de Tuñón, Centeya o Catulín.
Es fuego en un portón que enciende el corazón
y el calor de la piel al bajar su bretel.
El Sur es mi lugar, mi reino, mi canción,
es más que una Verdad. Es casi una Ilusión.
La luz de la luna que alumbra el potrero
-el de los picados luego de la escuela-.
El mate que gira en la dulce rueda
de noche y verano en cada vereda.
El tiempo que pasa sin prisa ninguna
(el pasado es una presencia que enlaza).
Y su boca siempre me da el primer beso,
en la esquina aquella, la de Manoblanca.
2° premio certamen revista La Maga (1997).