Como aquel pajarito cantor
que tenía los ojos sin luz
y en su jaula dorada cantó
su canción de dolor.
Yo también a tu lado, alguna vez,
a escuchar tu canción me acerqué
y era tan seductor tu cantar
que en tu cárcel quedé.
Pajarito cantor,
si te vas de aquí
yo no sé si olvidar
que te conocí.
No quisiera llorar
sobre mi dolor,
ni tampoco pensar
en mi pobre amor.
Porque, quién te va a querer
así como te amo yo.
Y quién, quién te cuidará
si te vas así,
sin decir adiós.