Una noche negra y fatal
en Montmartre nací
soy sacerdotisa del mal
soy hija de París.
Nunca hallé compasión,
conocí la traición
y muy niña todavía
mi amante fue ladrón.
¡Oh, París!,
la ciudad del placer
cuánto dolor
saber esconder.
¡Oh, París!,
la ciudad del amor
cuánta tristeza
vive en tu interior.
En tu fango maldito nací,
sufrí toda mi vida.
Y aunque jamás por ti seré feliz
yo te adoro mi gran París.