Y bueno, m’hija, ándate, ¡no, no puedo
tenerte junto a mí de prepotencia!...
Rumbiá pa’ donde quieras, yo me quedo
solito con mi perro y mi querencia…
Sos pior que yegua mala para el freno,
la culpa la tuve yo por darte rienda…
¡y quién me habrá mandao a ser tan bueno!
Pa’ mí, que esto es de Dios, para que aprienda…
Junto al palenque de un rancho triste,
donde llorabas tu padecer,
bordé un ensueño que ya no existe
pialao al tiento de tu querer.
Te abrí la huella del buen camino
y a fuerza ‘e besos te hice mujer,
fui luz y guía de tu destino
te di alegría calor y fe.
Al ñudo fue el haberme encariñao…
andate… ¡ya no siento tu juida!...
Déjame como a perro destabao
que al cuete se desangra por la herida…
Y bueno m’hijita, andate, ¡yo no puedo
tenerte junto a mí de prepotencia!...
Rumbiá pa’ donde quieras, yo me quedo…
¡la pucha… que está triste tu querencia!