Si pensás en casoriarte, en viajar o en jubilarte;
si dudás entre ir a Marte o quedarte donde estás,
no te me andes preocupando: no tenés más que ubicar
analistas de sistemas y ¡olvidate lo demás!
Usá la computadora, esa máquina bendita,
que te arregla hasta las citas y te explica cómo actuar.
El diskette te codifica y vos sos un dato más
que se vende por diez guitas a quien lo quiera comprar.
¡Qué mala suerte tener un corazón! Si al final
de nada puede servir en este mundo virtual.
Ser uno más en la red y ¡¿a quién le puede importar
que te destruyan también con un programa nomás?!
¿Para qué estás calculando? ¿Para qué estás meditando?
¿Para qué estarás soñando? ¡No te gastes, Nicolás!
El archivo está cargado con tus datos. Ya verás
que la máquina sagrada hoy ocupa tu lugar.
Sistema muy efectivo que te barre hacia el olvido.
Cibernética manera de que no puedas pensar.
Las palabras que se dicen hoy se deben programar.
¡Ahora somos una cosa que se puede numerar!