Conozco los misterios de esta calle
sueños de nostalgia y de canción;
tanto cielo nos haría ángeles de una pasión.
Cambiamos al azar nuestras verdades,
como un desafío que al amor,
mirándonos nacer,
nos arrojó a vivir, feroz juego.
Mi esquina siempre espera tu regreso,
Atándome al recuerdo una vez más,
Con un: “no me olvides nunca,
Pues sé que no volverás”.
Tu angustia me abrazó y allí en el viento,
Mis lágrimas pintaron tu dolor,
Pensar, que hoy es todo sombras y al final,
Tal vez, pudimos ser el sol.
Conozco aquella plaza que un otoño,
Juntos inventamos para hacer
una primavera nueva,
con milagros por nacer.
Un día los reproches nos golpearon,
tanta cobardía nos volvió,
relámpago voraz,
despecho sin razón, mortal hielo.