Me gusta saborear los buenos vinos
los buenos cigarrillos aunque sufran
las arterias y el bolsillo.
Me gusta reventar la noche en tangos
cuando el sol va descubriendo
sonrojadas madrugadas.
Me gusta andar viviendo y madurando
cada instante de esta vida que la debo
y me cobran no sé cuándo.
Me gustan que me olviden los que olvido
que me quieran los que quiero
como vos pero no entiendo.
La forma y la frescura de la piel
y el fuego aquel de la mirada
se perdieron en el fondo del espejo.
Qué importan las grandezas que se olvidan
soy feliz con las pequeñas
grandes cosas de la vida.
Qué valen esas horas que mañana
viviré como mi padre
soportando los embates de la suerte,
un tano que luchó hasta las verijas
y perdió contra la vida que de pie
le echó manija.
¿Qué me vendés?
Qué precio es la salud del porvenir
si ahora está de inviernos el jardín
y agosto lastimó las flores que planté
las cosas que soñé.
¿Miedo de qué?...
Qué me querés vender esta vez
no ves que la propuesta es vivir,
todo a vivir,
todo el saldo que queda de mí.