Que se me ocurra ser mejor
en la estación del
despertar,
cuando algún sueño se apagó
y otro me viene a
acariciar.
Que se me ocurra compartir
lo necesario y lo ideal,
lo que me cuesta y lo que
no,
lo que me alegra y me hace
mal.
Que se me ocurra sin
porqué
sentir que el hoy será
mi ayer
y andar así, con lo que
soy,
sin antifaz, sin un
tamiz
en que se esconda algo
de mí
por entregar, por
admitir,
si en cada luna, en
cada sol
va mi ilusión por ser
feliz.
Que se me ocurra recordar,
manifestar, agradecer
el agua, el aire y el olor
de alguna flor por
florecer.
Que se me ocurra valorar
lo cotidiano, lo inusual,
la voz amiga y el amor
que se me cruce, hasta el
final.