Llegaste al "Abasto" te trajo el destino
en sus adoquines resonó tu andar,
jugaba en tu cara la eterna sonrisa
aquella que supo a todos llegar.
Morocho y bohemio del centro al suburbio
las luces del tango hiciste brillar,
sutil pentagrama trazó tu silbido
con notas que sólo podías tu lograr.
Para todos “El morocho”,
“El troesma”, “El Zorzal”,
la canción fue tu camino
melodía de arrabal.
Le cantaste a Milonguita
su berretín y ambición
y al amor que fue tu sueño
le entregaste el corazón.
Hoy están de duelo los vates porteños
recorren con pena la antigua ciudad.
La cita: “El Abasto” para estar en punto
a la hora en que vuelve tu duende a cantar.
Tu historia fue un sueño doliente en la bruma
de esta Buenos Aires que no ha de olvidar,
tu voz hecha tango querido Carlitos,
quedó entre nosotros, por siempre ha de estar.