Después de tantos años volvemos a encontrarnos
qué tibia está tu mano, qué dulce tu mirada
el tiempo con sus grises regresa del pasado
charlemos que los sueños han de batir sus alas.
¿Recuerdas nuestros pasos por el sendero largo
tu brazo sobre mi hombro camino de la casa?
no sé por qué detalle sutilmente olvidado
sufrimos mansamente una ilusión negada.
Sentados frente a frente, sin miedo a la nostalgia
escuchemos tan solo al propio corazón,
contame de tu vida, que quiero oír de ella
el preciado tesoro del cofre de los dos.
Yo también confidente repetiré en tu oído
las promesas que hicimos al jurarnos amor.
Dejemos que la tarde nos envuelva en su manto,
estrechame las manos, brindame tu calor.
Silencio que se abisma esperando un milagro,
el roce de la brisa nos acaricia el alma.
Hagamos como entonces continuemos charlando
tal vez juntos podamos jugar a la esperanza.
Qué bueno que la vida nos haya reecontrado,
afuera la llovizna desnuda las ventanas,
los duendes del suburbio despiertan asombrados,
y tañen con nosotros un baile de campanas.