Con el ombligo al aire y mi fiel riñonera,
con los pelos al viento y mis botas de blues,
voy andando las calles de mi barrio que espera,
que me tiene en su cielo, pura fe y gratitud.
Con este gusto a tango en mi boca rockera,
con la brújula loca de cualquier juventud,
voy queriendo hacer cierta cada buena quimera,
voy cambiando negruras por un poco de azul.
Del Doque son también mis dos hermanas
y aquí se enamoró mi corazón,
la noche con su réquiem de metralla
fue el arrullo en que creció mi comprensión.
Mi nido fue tejido en pentagramas,
mi infancia fue de sol y de canción,
mi abuelo con sus versos de Alma Clara
le dio una nueva sed a mi pasión.
Con mi perfil de barco y mi voz por bandera,
pongo proa a los sueños de la gente del sur,
chapoteando en el barro que me pinta las pecas
les avivo ese fuego que chamusca su cruz.
Con la sangre rebelde de mi esencia orillera,
la cerveza, la pizza y esta equívoca luz,
yo soy con mis amigos nunca tan verdadera
como hoy, que así de rea, rebautizo el Dock Sud.
-¡Vos sos nuestra reina!-, me gritan los pibes
y yo me derrito de felicidad.
No hay ningún aplauso mejor que sus caras
cuando cada viernes les canto en el bar.