Como se entrega la lluvia de verano
a la tierra dura,
que madura el sol...
así te diste tú.
Y yo... tuve la suerte de encontrarte
como el viento a la vela... en una calma.
Supe cuando te vi que eras mi vida
llegando tarde, pero al fin... llegando.
Y en tu tiempo de notas repetidas
cantamos juntos la canción eterna.
La ciudad hizo un trío de romance
y ubicó los lugares de la acción:
Corrientes y Florida, los carritos,
la esquina de Entre Ríos y Pavón...
Lo nuestro fue tremendo pero breve:
un verso que el poeta no acabó.
La ciudad tiene prisa y nunca duerme...
¡porque lleva el adiós junto al amor!