En Tokio la conocí…
la conocí y ese día,
sonrió la pícara luna
que en los cerezos, dormía.
La conocí… ¡Vida mía!
En el país de la luna,
y es ese amor y esa luna
que llevo en esta emoción.
Era su boca carmín…
dulce canción, su reír,
pálida rosa su piel
su piel… de seda y de miel.
Y fue un arrullo su voz
tierno mirar sin engaños,
el de sus ojos castaños
cuando su amor me llamó.
En Tokio late un amor…
¡Que guardo en mi corazón!
Me dio su vida y su amor…
en Tokio fue y ese día,
volvió su cara la luna
que adormecida reía.
La conocí… ¡Vida mía!
En el país de la luna
y es ese amor y esa luna
que vuelco en esta emoción.