Me da pena de verte hoy, barrio de Flores,
rincón de mis juegos, cordial y feliz.
Recuerdos queridos, novela de amores
que evoca un romance de dicha sin fin.
Nací en ese barrio, crecí en sus veredas,
un día alcé el vuelo soñando triunfar;
y hoy, pobre y vencido, cargado de penas,
he vuelto cansado de tanto ambular...
La dicha y fortuna me fueron esquivas,
jirones de ensueños dispersos dejé;
y en medio de tantas desgracias y penas,
el ansia bendita de verte otra vez...
En tierras extrañas luché con la suerte,
derecho y sin vueltas no supe mentir,
y al verme agobiado, más pobre que nunca,
volví a mi querencia buscando morir.
Más vale que nunca pensara el regreso,
si al verte de nuevo me puse a llorar.
Mis labios dijeron temblando en un rezo:
¡Mi barrio no es éste, cambió de lugar!...
Prefiero a quedarme, morir en la huella,
si todo he perdido, barriada y hogar...
Total, otra herida no me hace ni mella,
será mi destino rodar y rodar...