Hoy, frente a mi soledad,
que se cruza en mi camino,
que me atormenta el destino
sin un poco de piedad.
Es el juez inexorable
que condena sin juzgar,
la sentencia irrevocable
que me quiere castigar.
En mi vida la agonía
que se filtra de a porfía.
arrasando paz y calma
matando así a mi alma.
Mis ojos son dos plegarias
mis palabras triste rezo
que ya no encuentran el eco
en mi amarga soledad.
Orando mi existencia
vida amarga desafío
perdiste el amor mío
por no pensar nunca en mí.
En un satánico alivio
ya no penetras punzante,
y es recuerdo aquel instante
que te fuiste perdedor.