Hoy la quise recordar
y no pude encontrar
su aroma de mujer.
Tratando de invocar
en su fantasma la obsesión
que siempre me acechó
de noche en cada esquina
hoy yo quise pronunciar
su nombre en un temblor
y ya se me olvidó...
Nadie puede comprender
la pena de un querer,
ni es fácil olvidar...
Es como tapar
la llama del candil
mientras sopla un ventarrón hostil...
Solamente el corazón
conoce el socavón
profundo de una herida,
sólo el corazón
conoce la verdad
oscura y simple de olvidar.
Hoy la quise rescatar
y no pude aferrar
mi mano a su perdón.
Más tarde que temprano
el tiempo cava su zanjón
adonde van las sombras
muertas del olvido...
Hoy al fin desenterré
la flecha y el dolor
que ayer me desangró.