Veo un país con palidez de anemia
en manos de malandras y de giles.
Y en él veo también otros perfiles
haciendo alarde de la esquizofrenia.
Veo un país con hombres agotados,
donde el que no labura es el que grita.
Un país que tan sólo habla de guita,
de ministros de turno y negociados.
Veo un país de “prodes” y quinielas,
de inútiles discursos y novelas.
Un país que es consciente de su hastío.
Y es por eso que hoy ando rechiflado.
Yo te hablé de un país que está pinchado,
y ese pobre país -viejo- es el mío.