Tanta ilusión que pisoteé
al perder la fe,
tanto golpe que andando me di,
tanta esperanza de ayer
que se borró,
tanto soñado querer
que me vendió,
dura limosna de amor
que no encontré
cuando mi alma entera di…
Todo en el tango lo amasé,
y en su sensación
me revolqué.
(En tu gemir encontré, bandoneón,
calma pa´ todas las penas.)
Soy milonguero de ley,
me gusta el tango arrastrao,
el que al bailarse amargao
hace gozar al alma.
Soy milonguero de ley;
¡Milonga mía!
Vos solamente sabés
de la alegría que me vendés.
Hoy llevo un cacho de canción
en mi corazón
pa’ salvarme de tanto dolor.
Estoy cansao de sufrir,
de trabajar;
y tengo igual que seguir,
es el vivir;
¡todos los días igual!
¿Y el ideal?
Es ilusión y es humo, al fin.
No cabe más que la emoción
en mi corazón,
del bandoneón.