Es otra la ciudad,
es otro este vivir
de barrio, sin tranvías ni potreros.
Y es otro ese farol, que a veces pide un pie
que apoye su charol en el ayer.
Es otra la ciudad,
es otro su decir,
es otra hasta la fe de los que añoran...
En este ayuno cruel, tan nuevo de encontrar
al tango, que hoy ensaya su después.
Es otra la ciudad,
más negro es el hollín,
es otra la razón de los que esperan.
Y el mismo corazón,
con otra desnudez,
deschava su pasión
de igual carmín.
El tango no murió,
saltó de su postal
en sepia, con destino de universo.
Dos rieles en la piel, eterno de oro y fiel
al eco cardinal que silva el tren.
El tango continuó
el filo del puñal,
constancia de locura entre los cuerdos...
Poetas que a la vez, con versos de un después,
estrenan con su voz otro arrabal.
Es otra la ciudad,
más negro es el hollín,
es otra la razón de los que esperan.
Y el mismo corazón,
con otra desnudez,
deschava su pasión
de igual carmín.