¿Dónde están sus ojos? ¿Dónde su sonrisa?
¿Dónde está el camino que la trajo a mí?
¿Y el aroma leve y el sol y la brisa?
¿Sombras en las sombras tristes del jardín?
Tiempo de alegría... ¿Dónde has terminado?
Tiempo de agonía... ¿Todo se acabó?
Hoy acaso sea necio y trasnochado
que estos versos grises lloren por su amor.
Tiempo eterno de vaivenes, tiempo eterno...
¿Para qué tus primaveras? Para qué.
Siempre el paso del fantasma del invierno
por la casa desalada escucharé...
Todo tiempo será tiempo de congojas,
sin sus ojos, sin su risa, sin su amor...
Toda música, rumor de secas hojas...
Toda voz, el eco turbia de su adiós...
Lejos su sonrisa... lejos ya sus ojos...
Sombras en las sombras del atardecer.
Se cubrió el camino de yuyos y abrojos,
ella y mi esperanza nunca han da volver.
Todo es un recuerdo pálido y lejano.
Todo como el eco turbio de un adiós.
Pobres ilusiones... Pobres sueños vanos...
Tiempo, fue tu mano quién la muerte dio.