¿Dónde están mis cosas de muchacho,
todo ese pasado encantador?
¿Dónde ese espejismo tan lejano?,
cada mano era un hermano
cada beso era un amor.
Todo queda atrás en este viaje,
por caminos de almanaques
sin pararse a contemplar una flor.
Duro es el racconto cuando quedan
nuestros ídolos de cera bajo el sol.
Decí que soy un soñador capaz de perdonar,
mi vocación de ganador que no se entrega así nomás.
Siempre ando con ganas de empezar a imaginar,
pero la ilusión toca y se va.
Decí que tengo un corazón capaz de repechar,
que sólo pide la mitad de todo lo que da.
Sino con tanta fulería... ma' sí...
un día desgastado das las hurras y te vas.
Tanto le pedías al mundo, tanto,
tanto que de tanto no da más.
¡Guarda!, que a las doce sin lacayos,
son ratones los caballos
de tu coche de cristal.
Y ojo, con las aspas del molino
gran Quijote peregrino
porque un día al despertar, te quedás
solo... sin cospeles, sin esperas,
como un ídolo de cera... bajo el sol.