Tanto han cantado a las melenas,
rubias y negras a la garzón
porque la moda ha tenido el poder,
de seducir a la mujer...
Por unas trenzas suaves y bellas,
sólo por ellas cambié opinión
porque en sus lazos se quedó preso
mi sensible corazón...
Y en la negrura de sus guedejas
dejé mis quejas, y mi ilusión
y me imagino que con sus lazos
forman los brazos de mi pasión.
Yo sé que tu cabeza ostenta como un manto
como en un nimbo santo sus luces de esplendor
como la noche oscura que tiene sus querellas
con la luz de una estrella radiante de fulgor
y así triunfa el reflejo de la argentada luna
con la noche de bruma que tienes en tu ser
y al enhebrar un rayo de luz en tu cabeza
le presta su belleza le cede su arrebol.