¡Cuán sublime es el recuerdo
de aquellas noches de amor,
cuando nuestra vida en flor
su dulce néctar bebías!...
¡Cuántas bellas alegrías!...
¡Qué hermosa nuestra ilusión!
Al recordar esos días,
¡cómo llora el corazón!
¡Jamás entre mis brazos delirarás triunfante,
pues, comprendí que no eres lo fiel que te creí!...
¡Prefiero más tu ausencia!... Que te halles bien distante.
Porque fatales fueron tus besos para mí.
¡Y, cuando aquellas noches, recuerdes silenciosa,
no pretendas con llantos borrar aquel amor!
¡Amor que yo te di
con todo mi fervor!
¡Amargo es el dolor,
porque amoroso fui!
¡Sin miramientos tronchaste
las flores de mis ensueños
y falsamente juraste
eterno amor y lealtad.
Brindándome mil caricias,
profundos besos mentidos,
abrazos, muy mal sentidos
por tu pobre vanidad.
¡Lamentarás mil veces, las horas que pasaron
y no hallarás consuelo, pues no lo mereces,
y, aquellos falso besos que a mis labios llegaron
por más que te arrepientas, no volverás tal vez!
¡Olvídate que fuiste el alma de mi vida!
¡Olvídate que eras mi más profundo amor!
¡La herida llevaré
con fuerza superior!
¡Jamás recordaré
aquel... tu falso amor!