Llega la mañana: saltar de la cama, ir a trabajar,
escuchar la hora, oír las noticias, dejar de soñar.
Las calles de siempre, no mirar a nadie, dejar de pensar.
Sólo rostros grises abriéndose paso por la gran ciudad.
Comprar las caricias, reír de la risa, pelear por llegar.
Hablar a los otros sin ver a los otros, quererles ganar.
Y así por la vida llevar escondida las ganas de amar,
junto a la esperanza que un día cualquiera todo cambiará.
Un día cualquiera, dos manos se encuentran,
dos rostros se sueñan, la luna es el sol.
Y todas las cosas siempre repetidas,
de nuevo son nuevas si las miran dos.
Un día cualquiera, todas las palomas
de los sentimientos, dejan su prisión.
Y todas las puertas, un día cualquiera,
abren sus amores cuando llegan dos.
Un día cualquiera, las manos se encuentran,
los rostros se sueñan, la luna es el sol.
Y todas las cosas siempre repetidas,
de nuevo son nuevas si las miran dos.
Un día cualquiera, cantamos más fuerte,
soñamos despiertos, ya no hay soledad.
Y todas las horas gastadas y frías
se vuelven ardientes por que somos dos.
(Coda)
Un día cualquiera de un día cualquiera,
dos voces se unen en una canción…