Bandoneón,
no me traigas más tristezas
ni te acodes a la mesa
donde está la soledad.
Ya cantaste las angustias,
las miserias de la mustia realidad.
Bandoneón,
fuiste el eco derrotado
de los pobres y olvidados.
ya dijiste su verdad.
Ya cumpliste con tu oficio
de marchar al sacrificio
por ser fiel y ser de acá.
Hoy te quiero ver distinto
sin el lánguido requinto,
sin rezongos ni gemidos.
Como un pibe que sonríe porque hay sol.
Embarcado en la alegría de la vida,
repartiendo muchas rosas sin espina.
Hoy te quiero con el funyi en el olvido,
en un tango que me sirva para amar.
Bandoneón,
no te quiero en esa pieza
donde el mate y la tristeza
te quisieron encerrar.
Ni en las pálidas auroras
de las pibas tosedoras y el percal.
Bandoneón. Ya no llora la obrerita.
Ya no hay guapos que transitan
con la mano en el puñal.
Ya cumpliste con tu oficio
de ser mártir del suplicio
que te impuso la ciudad.