La vida es triste arriba del pescante
con los recuerdos de un corazón amante,
avanzo leguas al tranco con mi carro,
y me parece que estoy siempre en el barro.
Es que me falta quien me cebara un mate
mientras ataba mi zaino percherón,
y acariciando mi perro chocolate
tomaba alegre un trago del porrón.
Tranco a tranco trienzo penas
recordando mi pasado,
pensando que fue tan buena
y el destino tan malvado.
Vamos, vamos, zaino viejo,
ya estamos los dos iguales,
nos hemos ido tan lejos
son cincuenta carnavales...
Vamos, vamos, zaino viejo,
ya es hora de descansar.
Recuerdos tristes se agolpan cada año
pensando en ella que hoy cumplía sus años,
y me esperaba sonriente y buena moza,
porque así era mi linda María Rosa.
Hoy ya no tengo quien me prepare un mate,
ni quien me ayude a soltar el percherón.
Sólo me queda mi perro chocolate
entre las ruinas del viejo corralón.