Agoniza la tarde en el silencio
es pesado su andar,
sofocante el calor no da tregua
y no sopla ese poco de brisa
que haga refrescar.
Al igual que la tarde, mi alma
arrastrando su mal,
va llegando al final del camino
y es pesado también su destino
que no cambiará.
Me lo dicen los años, no en vano
se aprende a dudar.
Y después, poco a poco, se llega
también a negar.
Hoy solo me atrevo a negarte...
tal vez algo más.
Si yo cargo mi cruz, vos quién sabe
a que llegarás.
Y queriendo arrancarte del pecho
húndote más y más.
Y no tengo siquiera el coraje
de acabar con mi vida
que entonces vos acabarás.
Agoniza la tarde en silencio...
Es pesado su andar,
mientras yo, ensangrentada en mi pena
otra vez tengo sed de esos labios
que me han de negar.