Cuantas veces tuve ganas
de tumbarme de un balazo,
pa' que al fin mi vida perra
terminara de una vez.
Pero entonces, tu recuerdo,
me paralizaba el brazo,
y mordiéndome de bronca
lo dejaba pa' después.
Si supieras los deseos,
que tenía de encontrarte,
pa' gritarte mi desprecio,
pa' voltearte de un revés.
Y hoy, al verte de rodillas,
me dan ganas de besarte,
de acariciar tus cabellos
y de quererte otra vez.
Aquella noche,
por temor que me dejaras,
te rogué que te quedaras,
pa' no morir sin tu amor.
Y vos, ¡cobarde!,
viéndome en cama, deshecho,
no tuviste en tu pecho,
compasión pa' mi dolor.
Yo no recuerdo,
haber sufrido tanto y tanto,
como frente al desencanto,
de que te fueras así.
Y aquella noche,
de amargura y de rencores,
el vengar a tus amores,
fue el deseo que sentí.
Y si alguna de estas noches,
se me pianta algún balazo,
no te extrañes, porque ahora,
ya no tengo a quien buscar.
Tu recuerdo,
no podrá voltear mi brazo
y mi pobre vida perra,
para siempre he de cortar.