Vieja Costanera donde antaño vi flotar,
tantas lunas nuevas con delirios de volar.
Tras el horizonte que soñamos...
¡Cuánta fuga imaginamos
por aquella inmensidad!
¿Dónde está mi orilla de agua limpia sin tapial?
¿Dónde aquellas aves que planeaban al pasar?
Esas noches tibias con la brisa
y aquel sol de tu sonrisa.
Todo aquello, ¿dónde está?...
Ayer, parece que fue ayer, nomás...
Tu voz, nombrándome y qué más.
Allí estábamos nosotros dos.
El río y vos...,
el cielo y yo, mirándonos sin preguntar.
Después, el tiempo y un adiós.
Después el río fue un fantasma más.
Después... ¡Mirá...!
Vieja Costanera que supimos caminar.
Cuando estaba ella con su río más acá.
Ecos de la muerta correntada
y tu voz enamorada
que no dejo de escuchar.
Vago por mi orilla sin orilla en mi ciudad.
Busco aquellas cosas que eran nuestras y no están.
Sólo tu recuerdo se ha salvado
y mi canto empecinado
en cantarte más y más.